Sobre Comunicación No Verbal
Flora Davis hizo famoso el término en su libro La Comunicación No Verbal. El lenguaje y las palabras que pronunciamos dejaban de ser lo primordial. Ahora importa más el lenguaje de nuestro cuerpo y el paralenguaje (el tono, las pausas, la entonación…).
El cuerpo es el mensaje, otro slogan de Flora Davis, que resume la base de la Comunicación No Verbal, y es el tema de esta infografía. Muestra los porcentajes -por importancia- de los tres aspectos que influyen en la comunicación humana: el lenguaje (7%), la voz (38%) y el cuerpo a través de las posturas, los movimientos y gestos, las miradas, las expresiones de la cara… (55%).
Aspectos relacionados con lo que llamamos paralenguaje, como el tono o el timbre de la voz, las pausas, la velocidad o la intensidad al hablar, y también con la kinésica, que estudia los movimientos, las posturas, los gestos o las miradas, influyen bastante más en el resultado final que el propio contenido de nuestras palabras.
Es algo que debe estar muy presente y es importante conocerlo en el momento de hacer una presentación en público, de impartir una clase o de enfrentarse a una entrevista de trabajo.
Se trata, en esencia, de contar historias, de interesar a los demás, y como en cualquier cuento, que tenga un principio y un final. Para ello tenemos que ayudarnos también del lenguaje de nuestro propio cuerpo, de la mirada, del tono de voz… Pensemos en el esfuerzo de preparación de su discurso y de puesta en escena que realizan muchos políticos profesionales.
La comunicación verbal –las palabras– supone únicamente un 7% del total, mientras que la voz –tono, volumen, entonación…– influye un 38%, y los movimientos y señales del cuerpo ascienden a un 55%, según los estudios de Albert Mehrabian (1974). Otras investigaciones como las de Roy Birdwhistell (1979) asignan un 40% a la comunicación verbal, sumando el lenguaje y el paralenguaje (las palabras y la voz), y un 60% a la comunicación no verbal.
Nuestro cuerpo comunica
Los estudios relacionados con la Comunicación No Verbal se abordan desde diferentes disciplinas, como la psicología, la antropología, la sociología o la didáctica, y tendrían posiblemente su punto de partida en La expresión de las emociones en el hombre y los animales, obra que publicó Charles Darwin en 1872. El momento de popularización llegaría con el libro de Flora Davis titulado precisamente La Comunicación No Verbal (1984).Podemos pensar entonces que, en el momento de presentar, representar e interpretar lo que queremos transmitir a nuestros interlocutores, más de la mitad de nuestro esfuerzo de comunicación no va a tener mucho que ver con el contenido de nuestras palabras y nuestras ideas, sino más bien, con el lenguaje de nuestro cuerpo mientras hablamos. O lo que es lo mismo, con los movimientos de nuestro cuerpo, de la cabeza y de las manos, con las posturas y los gestos o con las miradas.
Y además se convierte en una importante carta de presentación. Supone la primera impresión (una primera impresión que muchas veces cuesta desmontar).
Nuestro aspecto, el cuidado personal, la vestimenta, transmiten también señales que nuestros receptores o interlocutores interpretan. También aquí es válido aquello de “el cuerpo es el mensaje” o aquel otro, también heredero de la Galaxia Mc Luhan de la época, “el medio es el embalaje”.
Nuestro aspecto, el cuidado personal, la vestimenta, transmiten también señales que nuestros receptores o interlocutores interpretan. También aquí es válido aquello de “el cuerpo es el mensaje” o aquel otro, también heredero de la Galaxia Mc Luhan de la época, “el medio es el embalaje”.
Algunos consejos
Aunque, ante la duda, lo mejor es mostrarse natural y “creerse lo que se está diciendo”, hay algunas cuestiones elementales que debemos tener siempre presentes y llevarlas a la práctica:- Mirar a los ojos, manteniendo siempre el contacto visual para transmitir confianza y cercanía.
- Utilizar un tono de voz adecuado a nuestro mensaje
- Sonreir y mostrar interés
- Asentir con la cabeza para mostrar acuerdo
- Mover el cuerpo, y especialmente las manos, de forma natural para reforzar si es posible nuestras palabras.
- Evitar algunas posturas como cruzar los brazos o las piernas, pues pueden denotar una actitud defensiva o de desconfianza