Pedro Ruy-Blas, la voz del Jazz


Ha sido el único vocalista masculino de jazz en España durante décadas, además de pionero de la fusión con el rock y el flamenco, y percusionista.


Pedro Ray-Blas. Ilustración de Rodrigo L. Alonso


Conoció el éxito con una canción cuando era muy joven. El tema se llamaba A los que hirió el Amor; fue producido por Alan Milhaud en 1970 para arrasar en el mercado pop.
El joven Pedro Ample ya había mostrado sus virtudes vocales como cantante de los Canarios —primer grupo español de soul— durante más de un año, tiempo en el que sustituyó a Teddy Bautista, que cumplía el servicio militar.

Y antes de eso, con otros grupos de amigos de su barrio, como Los Grimm, ya hacía sus pinitos versioneando las canciones de sus ídolos del rythm&blues y del soul, como Ray Charles, Sam Cooke o Johnny Mathis. Desde niño lo que le atraía era la música negra. Cantando esa música “me sentía como pez en el agua”.

Aunque desde niño fue aficionado al flamenco a través de la familia de su madre. Cuenta que “ya con doce años sabía tocar las palmas por bulerías, rumbas y también seguidillas y soleás”.

A menudo recuerda Pedro cómo descubrió el Jazz, siendo un adolescente, gracias a un long play que le dejó fascinado para siempre. En aquel tocadiscos sonaba el saxo de Stan Getz, con Joao Gilberto y su hija Astrud además de Tom Jobin. Aquello era una combinación nada vulgar a base de bossanova.


Dolores, la fusión con el Flamenco

La etapa como cantante pop de éxito de Pedro Ray-Blas representa un breve periodo en su larguísima trayectoria como músico. Dolores, nombre de un disco suyo de 1973, supuso el embrión de lo que más tarde se convertiría en uno de los más interesantes experimentos musicales de aquella década. Esa “peña de amigos” (así era como Pedro llamaba a Dolores) practicaron entre 1974 y 1979 la “fusión” entre el jazz, el rock… y el flamenco.

Y es que Pedro, siempre apasionado seguidor del jazz, había permanecido atento a la aparición de la fusión entre el jazz y el rock, con agrupaciones como Blood, Sweat and Tears, Chicago Transit Authority, Weather Report, Return to Forever además del “reinventado” Miles Davis.

Formaron parte de Dolores, algunos de los músicos que posteriormente poblaron el territorio del jazz en España, como Jorge Pardo y su hermano Jesús, el bajista Álvaro Yébenes, el batería Jose Antonio Galicia, el pianista Tomás San Miguel o el guitarra Tomás Vega.

“Poco a poco sentía que, al igual que el Jazz, el Flamenco me pellizcaba fuertemente el corazón. Aunque nunca llegué a pensar que algún día podría estar involucrado de algún modo con el flamenco, como ocurriría más adelante. Pero entonces era el jazz lo que atraía poderosamente mi atención y mi deseo”.

La cuestión es que Pedro y el grupo Dolores acabaron colaborando estrechamente con el máximo exponente de la nueva guitarra flamenca, Paco de Lucía:

“Paco había escuchado mis trabajos y se sintió muy interesado por aquellos conceptos rítmicos y armónicos, que sin llegar a ser ni mucho menos flamenco, sí que tenían un aire cercano en aquella fusión que yo estaba intentando conseguir”.

Así fue como Paco de Lucía propuso a Pedro Ruy-Blas que le acompañara en su primera gran gira europea como… percusionista.


La percusión

Pedro, tras abandonar su “papel” de cantante pop, conservaba su prodigiosa voz como instrumento para ese nuevo jazz, abierto y libre, pero “siempre vinculado al blues, el núcleo central del que surge y se expande”.

En aquellos años de aperturas mentales y sensoriales, Pedro descubrió el placer de tocar la percusión, base sonora en los ritmos afroamericanos. Cuenta que quedó totalmente seducido en un concierto del gran pianista McCoy Tyner, en el Teatro Monumental de Madrid, al ver y oír la percusión del músico brasileño Ricardo Franco

Aquel tipo con su energía y versatilidad le marcó definitivamente. A partir de ese momento decidió probar con otro instrumento distinto de su voz. La percusión y todo un campo de variedades de artefactos con los que crear atmósferas y ritmos era otra expresión de su heterodoxa y aventurera personalidad.


Vivir el Jazz, vivir del Jazz

Renunciar al mercado pop para atreverse a vivir del Jazz en España, se presentaba como algo muy difícil, y si tus instrumentos son la voz y la percusión, la cosa parecía más complicado todavía. Pero Pedro Ray-Blas estaba decidido a intentarlo:

“Eran tiempos de cambios, de arriesgar, de ser valientes y perseverantes, de nuevas armonías, de actuar con independencia, sacando de quicio a los muchachos del traje y la corbata, esclavos del cruel sistema de las compañías discográficas y su eterno anatema: eso no es comercial.”

Muy posiblemente vivir del jazz en la España de los años setenta y ochenta era una quimera, una misión imposible, y Pedro se ocupó durante bastantes años en el incipiente Teatro Musical, que comenzó en nuestro país con Jesucristo Superstar, haciendo el papel de Judas Iscariote.

Estos trabajos “alimenticios” le tuvieron distanciado largos periodos de su actividad más creativa: el jazz. Aunque afortunadamente, siempre que podía, hacia sus “bolos” en un club o en un festival. O dejaba grabado algún disco digno de ser rescatado por los buenos aficionados, como El Americano, o experimentaciones personales como Homo Ludens (2018), grabado por él mismo en clave electrónica, en su propio estudio.


Pedro “el americano”

Así le llamaban de chaval en su barrio, “Pedro el Americano”. Siempre provisto de sus Levis auténticos; también pudo alimentarse de los discos y los sonidos USA de aquellos primeros años sesenta, incluidos por supuesto, el soul y el jazz.

Como recuerdo y homenaje, Pedro Ray-Blas grabó en 2014 El Americano, un disco personal, con muy buenas canciones y casi mejores interpretaciones. Una grabación sin ataduras hecho a gusto y con muy buen gusto, aprovechando ese pozo sin fondo que es el North American Song Book, repertorio iniciático para los músicos y los amantes del Jazz.

En este homenaje estuvo acompañado por algunos de sus compañeros de pasión jazzística, como el norteamericano, ya madrileño, Bob Sands, Jorge Pardo, Álvaro Yébenes, Horacio Icasto, el Negrón Elizalde y Antonio Serrano aportando su armónica.

Pedro Ruiz-Blas siempre ha buscado reconciliarse con el pasado, aunque el pasado te persiga y te veas obligado a dar explicaciones:

“A los que hirió el amor es una gran canción. Posee aquello que pone de acuerdo a todo tipo de público. Sigue vigente a través del tiempo y ahora disfruto enormemente cantándola, dedicándosela a quienes desean escucharla de nuevo”. 


¡Escucha!:

Pedro-Ruy-blas: A los que hirió el amor
Black is black 


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