Django Reinhard, la guitarra pionera del jazz


Con Django Reinhard entra la guitarra en el jazz con plenos derechos. Su técnica “inexplicable” se convertiría en referencia posterior para muchos guitarristas.

Django Reinhard, guitarra de jazz. Ilustración de Rodrigo L. Alonso

No se trataba de una guitarra para acompañar, sino como instrumento solista. También se puede decir que fue el primer músico europeo que ejerció su influencia, su autoridad y su magisterio en el jazz norteamericano.

Prácticamente todos los guitarristas de jazz posteriores a Django Reinhard y hasta la actualidad, se confiesan, en mayor o menor medida, sus herederos y discípulos, desde Kenny Burrell o Wes Montgomery hasta Pat Metheny.

Son ellos –los guitarristas de jazz– los que no se cansan de explicar que su forma de tocar era increíble, incontestable, insuperable… e inexplicable.

Una figura misteriosa la de este mago de la guitarra y del swing, que se inventó su propia técnica para superar sus limitaciones físicas, consecuencia de un dramático accidente que dejó inutilizados varios dedos de su mano izquierda.


MESTIZAJES

Django –su nombre significa “el que hace despertar”– era un gitano manouche que nació casualmente en Bélgica, en un carromato de la caravana que acampaba allí durante aquel invierno de 1910.

Siendo niño aprendió a tocar el violín zíngaro y después el banjo, o más exactamente, el “guijo”, una mezcla de cuerpo circular en forma de banjo con mástil de guitarra.

Además de acompañar a su padre en sus espectáculos ambulantes, Django empezó a tocar en diversos antros, tugurios y cafés desde muy joven. Y es muy posible que se interesara por el jazz al oír a algún músico de los grupos a los que acompañaba o al escuchar algún disco de Louis Armstrong por primera vez.

La música y la forma de interpretar de Django Reinhard sería fruto de un mestizaje desinhibido, de la fusión entre la tradición gitana europea y el swing y la sincopa del jazz norteamericano.

Sus raíces étnicas y culturales contribuyeron decisivamente a abordar una forma distinta de tocar jazz, y que los amantes de las etiquetas denominan “gipsy jazz” o “jazz manouche”.

A la guitarra, Django mostraba un estilo diferente y una expresividad única, con su particular fraseo y siempre acompañado de un swing que surgía absolutamente natural. Aunque hay que aclarar que no comenzó a utilizar la guitarra eléctrica hasta 1946, año en que viajó en gira por Estados Unidos junto a Duke Ellington y pudo conocer a sus admirados Louis Armstrong y Coleman Hawkins.


EL HOT CLUB DE FRANCIA

Muy pronto –siendo casi niños– Django y su hermano Joseph ya se ganaban la vida tocando en diversos locales de París. A los 18 años de edad grabó su primer disco. Aparecía firmado como “Jiango Renard”; y es que apenas sabía leer y escribir, y en aquella ocasión no supo deletrear correctamente su nombre y su apellido.

Durante años tocó junto al violinista francés Stéphane Grapelli en el quinteto del Hot Club de Francia. Desde 1934 y hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939 se hicieron populares en Europa y Estados Unidos. Además grabaron temas que se convirtieron en éxitos, como Daphne, Nuages, Manoir De Mes Reves o Minor Swing, para las compañías DECCA, Ultraphone y HMV.

El estallido de la contienda sorprendió a Grapelli y a Reinhard en Londres. El violinista decidió quedarse en Inglaterra y Django optó por volverse a París, donde permaneció durante los años de la ocupación alemana, y a pesar de las dificultades, continuó actuando con un quinteto y formando parte de una big band.

Es interesante observar que aquel quinteto Hot Club liderado por Reinhard y Grapelli, tenía la particularidad de ser un grupo formado únicamente por instrumentos de cuerda: violín y guitarra solista, más dos guitarras rítmicas o de acompañamiento y un contrabajo.

Aquella agrupación aportaba –además del virtuosismo de sus dos directores– una gran originalidad en el sonido y en el resultado rítmico y armónico.

Reinhard grabó su último disco en abril de 1953, justo un mes antes de su muerte. Lo cierto es que este espíritu libre y nómada, fiel a sus raíces, sin ataduras, había dejado bastante de lado la música durante los últimos años de su vida para cultivar otras aficiones y formas de expresión, como la pintura, además de seguir viviendo al aire libre, en su caravana, con su gente.


HEREDEROS DE DJANGO

Antes de la irrupción de Django Reinhard en el mundo del jazz, la guitarra –y anteriormente el banjo– cumplía un mero papel de acompañamiento y base rítmica.

Pero después de él todo cambió. Una serie de guitarristas siguieron sus pasos y se incorporaron a las bandas de jazz –cada vez más reducidas en cuanto a sus miembros tras el declive de las big bands– e incluso lideraron grupos como solistas, reclamando el protagonismo con su lenguaje ya electrificado.

Es justo citar a un guitarrista norteamericano llamado Charlie Christian que desgraciadamente tuvo una breve carrera. Junto a Reinhard se le considera el modelo pionero de la guitarra de Jazz. Durante los escasos años que pudo dedicar a la guitarra, formó parte de la banda de Benny Goodman y estuvo en los inicios del be-bop. Hizo posible que la guitarra figurara como solista en el grupo de jazz, con la capacidad de improvisación y con unos riffs poseídos por el swing.

Desde Brasil, destaca en la historia de la guitarra, Laurindo Almeida, discípulo y declarado admirador de Django Reinhard. Con un toque mestizo, promovió la fusión del jazz con la samba y la emergente bossa-nova.

La guitarra de Almeida, como la de Charlie Bird y, por supuesto, la de Baden Powell –guitarras españolas con cuerdas de nylon– formarán parte de la esencia sonora de la bossa-nova y su vínculo con el jazz durante los años sesenta, gracias a figuras como Stan Getz, Vinicious de Morais o Antonio Carlos Jobin.

Otros discípulos posteriores, con técnicas muy depuradas e impregnadas de blues han sido guitarristas como Kenny Burrell, Jim Hall, Wes Montgomery o George Benson, que pusieron al instrumento en una situación de autonomía plena, dirigiendo sus propios tríos y cuartetos basados en las seis cuerdas.

Más tarde, músicos como John McLaughlin y, muy especialmente, Pat Metheny conducirían a la guitarra hacia sonoridades y experiencias desconocidas hasta el momento, que trascienden el ámbito del jazz.



Retrato de Django Reinhard con su guitarra. Dibujo de Rodrigo L. Alonso




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