Proxima parada: tu casa
Es tiempo de quedarse en casa. De conocer mejor sus rincones y escondites, de aprovechar nuestro tiempo, de conocernos mejor a nosotros mismos. Tampoco es pedir tanto.
Ahora nuestra casa es nuestra ciudad
Por aquí nos desplazamos, metro a metro. Se me ha ocurrido traducir la geografía de nuestra vida en estos días de confinamiento y convertirla en un Plano del Metro, con los nombres de sus líneas y sus paradas, que recorro cotidianamente, aunque no siempre de forma puntual.Siempre me gustaron esos mapas geométricos, esas cartografías esquemáticas, con códigos de líneas y colores, que varias generaciones han tenido que acostumbrarse a interpretar, como tantas otras cosas de la vida moderna.
Estamos en "estado de alarma" confinados en nuestras casas, mientras un virus se extiende por el mundo entero como no hubiéramos imaginado ni en la película más terrorífica. Las ciudades están vacías. El Metro ya no conoce las horas punta. Casi nadie sube en sus vagones. Como en los autobuses o los taxis; pocos son los que se atreven a subirse.
A pesar de todo, son muchas las personas que siguen trabajando duro y sacrificando su salud para salvarnos a todos: Trabajadores de la Sanidad, de la Seguridad del Estado, del Ejercito, de la Distribución, la Alimentación o los Envíos.
Este encierro, como escribe el poeta Darío Jaramillo, nos ha instalado en un presente continuo por tiempo indefinido; el presente ocupa toda la dimensión temporal.
Vivir en casa
Hagamos lo único que tenemos que hacer ahora: ¡Quedarnos en casa! Porque hasta que todos no estemos a salvo nadie lo estará.Podemos convertirlo en algo positivo y darnos cuenta de que tal vez no necesitemos tanto. Es cierto que nuestros desplazamientos se han reducido y ahora tardamos menos tiempo en llegar a nuestras estaciones de destino.
El plano del Metro es ahora un poco más pequeño, no es tan complejo, los transbordos son menos. Este lento presente continuo puede convertirse en una cura contra la hiperactividad; y puede que nos sirva para pensar y hacer mejor las cosas. Quédate con eso.
Aunque el mundo habrá cambiado miremos hacia donde miremos, ya habrá tiempo de volver a Sol, a nuestros bares y restaurantes, a los bulliciosos barrios que tanto nos gustaban. Y de juntarnos otra vez y reír.