Vainica Doble: un duo inclasificable
Este duo femenino todavía es recordado por muchos músicos y aficionados, y ejerce su influencia y magisterio entre intérpretes jóvenes que lo han "descubierto".
El duo Vainica Doble, formado por Gloria y Carmen, estuvo activo intermitentemente durante las tres últimas décadas del siglo XX,
Algunos de sus discos se han convertido en objeto de deseo de coleccionistas y sus canciones son material altamente valorado como inspiración y culto musical para nuevas generaciones.
Incluso un libro, titulado Vainica Doble, editado en 1983 en la colección Juglares de la editorial Júcar, se ha vuelto a publicar recientemente, ampliado con valiosas aportaciones nuevas. Lanzado hace poco por Libros Walden, fue escrito por Fernando Márquez, "El Zurdo". Para quien no tenga noticia o no recuerde al personaje, hay que recordarle como mentor, dinamizador, y avanzadilla de la nueva ola madrileña, después incorporada mediáticamente a la denominada "movida". El Zurdo fue autor de un himno iniciático titulado Para tí, cuando lideraba el grupo Paraiso; despuén fundaría otros grupos como La Mode, además de escribir, editar fanzines y colaborar en diversos medios periodísticos.
Dos "señoras bien"
Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen, dos chicas madrileñas, ya eran conocidas entre algunos aficionados "de vanguardia" por su disco Heliotropo, de 1973, y entre la audiencia española, por las canciones que sonaban como sintonía en series de TVE dirigidas por Jaime de Armiñán, como Las doce caras de Eva o Tres eran tres; también se pudo escuchar a las Vainica en bandas sonoras del cine español de la época como Furtivos, de José Luis Borau.
Gloria era hijja de un ilustre barón, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, se casó, tuvo cuatro hijos y ejerció de ama de casa con todas las consecuencias y "a mucha honra". En cuanto a Carmen, fue bisnieta del pintor Rosales, nieta de músico de conservatorio e hija de pianista.
Procedían pues de familias de tradición refinada y burguesa, con su pátina intelectual, pero no especialmente acomodadas econonómicamente (según se encargaba de contar Gloria). Un revival de esa tradición tan española de los "hidalgos venidos a menos".
Estaba escrito que con este historial y su curriculum sólo se podían dedicar a la música, a la pintura o a ambas cosas a la vez.
En aquellos años de cambios también sonoros, no había muchos matices: el rock duro o la canción protesta de los cantautores comprometidos. En ambas trincheras se las miraba con cierto recelo.
Carmen y Gloria buscaban para ellas un nombre muy alejado de aquel entorno:
"Barajamos varios como Las alegres comadres de Aravaca, Pastel de fresa, Pastel de manzana, Helado de vainilla, hasta que llegamos a las labores... y zas, salió Vainica Doble, que nos pareció el nombre idóneo".
Miedo a cantar en público
Tímidas, reservadas, acomodadas en sus casas, ocupadas en atender sus obligaciones familiares o sus otras inquietudes artísticas, pero nunca cantaban en público.
Fue en 1.980, con motivo de la aparición de su disco El eslabón perdido, tras varios años de silencio discográfico, cuando decidieron presentarlo y cantar en directo por primera vez. El lugar elegido fue el Olimpia (no el de París, sino el de Lavapiés), en el centro de Madrid. Tuve ocasión de asistir a aquel concierto y entrevistarlas en aquellos días.
¿Por qué habéis decidido actuar en público?, les pregunté.
Aquella respuesta me recordó el provocador título de Frank Zappa y sus Mothers of Invention: "estamos en esto por dinero", pero en boca de aquella mujer con apariencia tan formal y acomodada, me resultaba más estrambótico.
Feminismos...
En El eslabón perdido había varias canciones que trataban temas relacionados con la mujer y lógicamente pregunté a las Vainica si eran feministas.
Carmen respondió:
"Soy muy feminista, aunque no pertenezco a ningún grupo porque soy incapaz de estar en ningún movimiento, pero de cabecita soy feminista, desde muy pequeña".
Por su parte, Gloria aclaraba:
"Yo me he pasado toda la vida cosiendo, fregando, guisando y arreglando pantalones a mis niños, y encantada, he sido un ama de casa muy feliz y nunca he tenido ningún problema en ese sentido, incluso me da mucha pena que ya se vaya acabando eso, porque soy una persona que se ha incorporado muy bien a esa vida; y soy, a pesar de esto, feminista, porque si no sería una especie de animal en esta época, si no pensara que las mujer necesita más libertades".
Ecologismos
Pregunté también a las Vainica sobre las canciones que trataban temas medioambientales, presentes en su disco:
Canciones de amor
En aquella ocasión pregunté a Carmen por qué no habían hecho canciones de amor en el disco, a escepción de Amigo mio del alma, compuesta por el hijo mayor de Gloria con la letra de una poesía anónima del siglo XVI:
Inclasificables
Dos décadas transcurrieron. La carrera de Vainica Doble fue intermitente, errática y un poco A contracorriente como el título de su tercer disco, de 1.976, producido por Gonzalo García Pelayo. En ese album, editado por Ariola, colaboraron músicos tan diversos como el cantautor Hilario Camacho, el guitarrista de rock del momento, Salvador Domínguez y hasta Gualberto de los Smash, con su sitar, para dar el toque caleidoscópico.
Su anterior experiencia discográfica se tituló Heliotropo y fue producido por el poeta Manuel Caballero Bonald. En los años ochenta reaparecieron con dos interesante albumes: El comentado eslabón perdido y El tigre de Guadarrama, ambos editados por el sello Guimbarda.
Después de nuevo desaparecen, reaparecen ... y desaparecen. Siempre discretamente. En 1984 graban Taquicardia para Nuevos Medios y producido por Mario Pacheco; y en 1997, Carbono 14 con el sello Mércury, un borrón en su historial, a pesar del lanzamiento de marketing y de contar con colaboradores como Miguel Bosé o Alejandro Sanz.
Los dos últimos años de su actividad musical, 1999 y 2000 ficharon por el sello Elefant, y pudieron sentirse con más libertad para dejar algunos temas interesantes.
"Ellas serían –en palabras de El Zurdo– las últimas descendientes de una aristocracia cultural, quizás también moral". Fueron, posiblemente, representantes únicas de la transversalidad piadosa e irónica, de una tercera vía en una España que no admitía "medias tintas".