Bob Dylan, el joven cantautor folk
"Un completo desconocido" (A complete Unknown) es el título de la última película sobre Bob Dylan, centrada en sus primeros cuatro años de carrera como cantautor folk. La leyenca continúa, así como las licencias de guión a la hora de contar lo que sucedió realmente.
Su nombre se convirtió en icono de la canción protesta. Una voz acompañada por una guitarra y una armónica, que desgranaba poemas comprometidos contra la guerra y los poderosos. Pero eso sucedió hace mucho tiempo, durante su primera juventud.
Cuando Dylan llegó a Nueva York en enero de 1961, con apenas veinte años, el folk song vivía un nuevo esplendor. Una generación de trovadores despertaba, más politizada y activista que nunca. Allí estaban Tom Paxton, Tom Rush, Joan Baez o Judy Collins.
El joven Dylan se acercó a este grupo y pronto fue cálidamente acogido. Destacaba más por su personalidad y su ironía que por su voz y sus habilidades musicales. Aportaba un bagaje donde cabían simultáneamente las influencias del cantante comprometido Woody Guthrie, del legendario bluesman Robert Johnson, y los poetas Rimbaud o Allen Ginsberg.
Contaba que su nombre artístico era en homenaje al poeta británico Dylan Thomas, inspirador de la Beat Generation, a cuyos escritores leía desde la adolescencia, empezando por Jack Kerouack y sus vagabundos del Dharma.
Él se llamaba Robert Zimmerman y había nacido en Minesota, en el seno de una familia judia. A los 18 años abandonó el hogar. Quiso realizar su viaje de emancipación por los Estados Unidos, y así conoció –entre otras cosas– el folk politizado de Pete Seeger, el country de Hank Williams y el viejo blues rural de Big Joe Williams, con quien aprendió a tocar la armónica y las claves de los blues nacidos en el Delta del Misisipi, de Muddy Waters, de Blind Lemon Jeferson, Robert Johnson o Little Walter.
CANCION PROTESTA
Las primeras canciones de Dylan eran comprometidas, antibelicistas y contra el sistema político y económico. En poco tiempo se convirtieron en himnos generacionales, con títulos como Señores de la Guerra, Los Tiempos están cambiando, Una gran lluvia va a caer o Con Dios de nuestro lado:
Whith God our side
Oh, nada importa mi nombre
y menos mi edad.
Soy de un país
al que llaman Midwest.
Allí me crié y allí me enseñaron
las leyes de convivencia.
Y ese país en el que vivo
tiene a Díos de su parte.
Oh, lo cuentan los libros de historia,
lo cuentan de una manera tan bonita.
Carga la caballería, caen los indios.
Carga la caballería, mueren los indios.
Oh, el país era joven,
tenía a Dios de su parte.
...
Pero fue Blowing in the Wind (La respuesta está en el viento) el tema que se convirtió en la canción que planteaba las preguntas de un nuevo tiempo que iban a protagonizar los jóvenes más activos y comprometidos, primero en Estados Unidos y después en el resto del mundo.
Con ese mensaje, "la respuesta, amigo mío, está en el viento"..., la primera canción contra la guerra llegaba a las listas de éxitos.
También era la primera ocasión en que los jóvenes escuchaban canciones que aportaban poesía, contenidos e ideas que hicieran pensar, tenían un significado, y expresaban una rebeldía que iniciaba su ebullición.
Mr. Tambourine man
¡Eh, señor de la pandereta! Cántame una canción.
No puedo conciliar el sueño
y no tengo sitio donde ir.
...
Estoy listo para ir a cualquier sitio, estoy listo para desaparecer
en el seno de mi propio desfile. Hechiza mi camino con tu danza,
prometo someterme.
...
Déjame que hasta mañana, me olvide del presente.
DEL FOLK AL ROCK
En 1964 a Bob Dylan ya lo habían querido convertir en héroe, en ideólogo, en profeta y en portavoz de todos los descontentos del mundo. El mercado de la música pop y del rock observaba aquel fenómeno que –obviamente– tuvo consecuencias.
Multitudes de cantantes y de grupos comenzaron a incorporar a las letras de sus canciones mensajes con temáticas comprometidas, trascendentes, filosóficas, abstractas, enigmáticas.
Pero en 1965 Dylan ya no quería ser eso: aquel cantautor acústico con sus solemnes contenidos; y buscó otro camino, junto a The Band y sus guitarras eléctricas. Continuaba así un largo itinerario repleto de volantazos y cambios de dirección, tanto en lo artístico como en lo ideológico. ¿Búsqueda, conversión, abandono, traición, mutación...?
En cualquier caso, sería capaz de hacer confluir esos tres pilares básicos de la música popular norteamericana: Folk, Blues y Rock.
Like a Rolling Stone (Como un canto rodado)
¡Qué bien vestías hace tiempo!
Tus juergas eran monedas de diez centavos en la primavera de la vida.
¿No es así?
La gente decía: "cuidado muñeco, estás a punto de caer".
Pensabas que te tomaban el pelo.
Solías reírte de todo ser viviente.
Ahora ya no hablas tan alto,
ahora ya no pareces tan arrogante.
Y debes preocuparte por tu próxima comida.
¿Qué es lo que se siente?
¿Qué es lo que se siente?
Cuando no se tiene hogar,
cuando se es un perfecto desconocido,
cuando se es como un canto rodado.
...
Con canciones como Like a Rolling Stone, Bob Dylan se apropia del título de Muddy Waters y lo lleva sin complejos al entorno del rock, tras su inmersión folk. Se rodeará de buenos músicos de estudio, como Mike Bloomfield y Al Cooper (órgano Hammond), que le resolverán los aspectos técnicos y musicales, para que él pudiera centrarse en sus poemas escritos con forma de canciones.
Mike Bloomfield, lider de los Electric Flag y guitarrista en la grabación del album Like Rolling Stone, recordaba estas sesiones para la revista Rolling Stone en 1968:
"Él nunca se encarga de nada. Se limita a cantar sus canciones, las canta y a su alrededor, los músicos se van acoplando. Canta esas largas y complejas canciones suyas llenas de significados una y otra vez. Dylan no quería meter mano en lo de la música. Es un poeta. Ël lo que quiere es publicar sus temas de forma que puedan llegar a la gente. La música no era lo suyo. Ese es el trabajo del músico. La suyo es escribir."
Dylan iba a ser definitivamente una estrella del rock... y hasta de la literatura. Pero esa es ya otra historia.