Janis Joplin, el blues más amargo
Fue la legendaria reina del rock en la California contracultural; la voz de un blues salvaje y vulnerable. Hija y víctima de una década prodigiosa y cruel al mismo tiempo, como Jimmy Hendrix o Jim Morrison.
Janis Joplin aullaba exhalando el profundo lamento guardado durante años y se expandía tomando la forma de esos blues, reservados hasta entonces para otra gente, para otros pueblos.
Su voz desgarrada, intensa, enérgica, emocional y dolida la convirtió en la primera gran cantante blanca de blues, aunque su carrera artística y vital fuera tan breve. El paralelismo con Billy Holliday, la mítica y desolada leyenda del jazz vocal, se hizo inevitable y recurrente.
DE TEXAS A FRISCO
Una adolescencia desarraigada en su ciudad natal de Port Arthur (Texas); objeto de burlas por no ser precisamente la chica más atractiva y popular del instituto, sino más bien el "bicho raro", la "distinta" en un lugar uniforme, la "amiga de los negros" en un entorno donde el K.K.K. todavía exigía silencio y dictaba normas de conducta en comunidades bienpensantes y temerosas.
Como tantos otros jóvenes de la época, Janis intentaba evadirse. Leyó En el Camino, de Jack Kerouak y pensó en la vía beatnik como la única forma de salir de aquella burbuja juvenil.
Buscando esa diferencia descubrió la musica del bluesman tejano conocido como Leadbelly, además de las voces de Big Mamma Thorthon y de Bessy Smith. Por un lado, aquel blues rural, mestizo, vagabundo, que recorría el país siguiendo las vías del ferrocarril (después cantaría, Hobo, Hobo, Hobo...) y, por otra parte, las voces de aquellas mujeres, intérpretes de los blues más sentidos.
Con esas credenciales Janis formaría parte de un grupo de blue-grass, hasta que por fin decidió marchar a San Francisco, donde encontraría el ambiente propicio para experimentar la libertad. Allí comenzó a cantar y a componer. Pronto se unió a Big Brother and The Holding Company. Con ellos grabó el legendario álbum Cheap Thrills. Pero acabó formando su propio grupo, la Kozmic Blues Band, para poder ir claramente hacia el blues y el soul, donde ella se sentía más identificada.
Vivió sus momentos de gloria y reconocimiento en aquel verano del amor de 1967, ya sabes, "si vas a San Francisco no olvides ponerte flores en el pelo...". Y sería recordada para siempre por su actuación en el histórico Festival Monterrey Pop, compartiendo escenario con Jimmy Hendrix, Eric Burdon, The Who, Otis Reding o Ravi Shankar.
TIMIDEZ, INSEGURIDAD Y DROGAS
Canciones inolvidables cuando eran interpretadas con su voz, como Cry Baby, Me and Bobbie McGee o Summertime, eran reclamadas una y otra vez en sus conciertos. Pero esos eran momentos que ella temía especialmente, cuando aparecía el miedo escénico, fruto de la timidez y la inseguridad arrastrada desde la infancia.
Ella intentaba atenuar y superar ese terror escénico con el alcohol y las drogas, mostrando finalmente una actitud excesiva. "En el escenario –decía Janis– hago el amor con 25.000 personas y después me voy a la cama sola".
Como otras estrellas del rock de aquellos años, Joplin fue víctima de la heroina. Cuando tenía 27 años, el cuatro de octubre de 1970, sola en la habitación de su hotel en Los Ángeles, murió víctima de una sobredosis.
Dos semanas antes también había fallecido en parecidas circunstancias y a la misma edad, otra de las grandes figuras del rock, Jimmy Hendrix. El virtuoso guitarrista ya había advertido: "Seré yo quien se muera cuando llegue la hora, así que déjame vivir como yo quiera".
CUANTAS CANCIONES POR HACER
Joplin estaba grabando en aquellos días el que iba a ser su próximo album, Pearl, que se convertiría de forma póstuma, en su disco más vendido. En ese L.P., entre otras "perlas" destaca su canción Mercedes Benz, con su impresionante interpretación a capela, sin adornos ni instrumentos, que aún no habían sido incorporados.
Medio siglo después de su muerte, se siguen publicando biografías de Janis Joplin, más o menos sensacionalistas. Una vida intensa pero breve, se repite una y otra vez; pero cuantas canciones por hacer e interpretar...
Esa necesidad imperiosa de liberarse y abandonar los mundos mediocres, mezquinos, convencionales, previsibles, aburridos. Janis Joplin había invocado al poder del rock (asociado al de las drogas y el sexo) como una posibilidad de escapar:
"Les ponemos a funcionar el cerebro y les haces pensar que a lo mejor puedes intentar algo distinto. Para eso sirve el rock&roll, para darle al interruptor y hacerles ver que hay otras posibilidades y que es una tontería no probarlas. Puede que no consigas ser feliz, pero menuda jodienda es no intentarlo. Es como suicidarse nada más nacer."
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